MAÑANA
Alcemos nuestro corazón en las manos hacia Dios que está en los cielos.
     ¡Quién como el SEÑOR nuestro Dios, el que mora en lo alto y se humilla para mirar en el cielo y en la tierra! — A ti, oh SEÑOR, levantaré mi alma. — Extiendo mis manos hacia ti; mi alma te anhela como la tierra sedienta. No escondas de mà tu rostro para que no sea yo como los que descienden a la fosa. Hazme oÃr por la mañana tu misericordia porque en ti confÃo. Hazme conocer el camino en que he de andar porque hacia ti levanto mi alma. Â
     Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Por eso te bendeciré en mi vida y en tu nombre alzaré mis manos. — Alegra el alma de tu siervo, porque a ti, oh Señor, levanto mi alma porque tú, oh Señor, eres bueno y perdonador, grande en misericordia para con los que te invocan. Â
     Y todo lo que pidan [al Padre] en mi nombre, eso haré. Â