MAÑANA
Que mi meditación le sea grata y que yo me alegre en el SEÑOR.
Como un manzano entre los árboles del bosque es mi amado entre los jóvenes. Me agrada sentarme bajo su sombra; su fruto es dulce a mi paladar. — Porque, ¿quién en las nubes se comparará con el SEÑOR? ¿Quién será semejante al SEÑOR entre los hijos de los poderosos?
Mi amado es blanco y sonrosado; sobresale entre diez mil. — Una perla de gran valor. — El soberano de los reyes de la tierra.
Su cabeza es oro fino. Sus cabellos son ondulados, negros como el cuervo. — Cabeza sobre todas las cosas. — El es la cabeza del cuerpo que es la iglesia.
Sus mejillas son como almácigos de especias aromáticas que exhalan perfumes. — No pudo esconderse.
Sus labios son como lirios que despiden penetrante aroma. — ¡Nunca habló hombre alguno así!
Su figura es como el Líbano, escogido como los cedros. — Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo. — Haz brillar sobre nosotros, oh SEÑOR, la luz de tu rostro.