MAÑANA
La caña cascada no quebrará.
     Los sacrificios de Dios son el espÃritu quebrantado. Al corazón contrito y humillado no desprecias tú, oh Dios. — Sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas. — Asà ha dicho el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en las alturas y en santidad; pero estoy con el de espÃritu contrito y humillado, para vivificar el espÃritu de los humildes y para vivificar el corazón de los oprimidos. Porque no he de contender para siempre ni para siempre he de estar airado, pues se desmayarÃa delante de mà el espÃritu y las almas que he creado. Â
     Buscaré a la perdida y haré volver a la descarriada. A la perniquebrada vendaré y fortaleceré a la enferma. — Por lo tanto, fortalezcan las manos debilitadas y las rodillas paralizadas; y enderecen para sus pies los caminos torcidos, para que el cojo no sea desviado sino, más bien, sanado. — He aquà que su Dios viene . . . y los salvará. Â