MAÑANA
He visto sus caminos, pero lo sanaré.
     Yo soy el SEÑOR tu sanador.
     Oh SEÑOR, tú me has examinado y conocido. Tú conoces cuando me siento y cuando me levanto; desde lejos entiendes mi pensamiento. Mi caminar y mi acostarme has considerado; todos mis caminos te son conocidos. — Has puesto nuestras maldades delante de ti; nuestros secretos están ante la luz de tu rostro. — Todas [las cosas] están desnudas y expuestas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Â
     Vengan, pues, dice el SEÑOR; y razonemos juntos: Aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesÃ, vendrán a ser como blanca lana. — Al ser favorecido por la gracia, dijese: LÃbralo de descender a la fosa. — El fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados. — Me ha enviado . . . para vendar a los quebrantados de corazón. — Tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda sanada de tu azote. Â