MAÑANA
Encaminará a los humildes en la justicia.
     Bienaventurados los mansos.
     Volvà a observar debajo del sol que no es de los veloces la carrera, ni de los valientes la batalla, ni de los sabios el pan, ni de los entendidos las riquezas, ni de los conocedores la gracia. — El corazón del hombre traza su camino, pero el SEÑOR dirige sus pasos. Â
      A ti, que habitas en los cielos, levanto mis ojos. He aquÃ, como los ojos de los siervos miran la mano de sus amos, y como los ojos de la sierva miran la mano de su ama, asà nuestros ojos miran al SEÑOR, nuestro Dios. — Hazme conocer el camino en que he de andar porque hacia ti levanto mi alma.Â
     Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás tú? Porque nosotros no disponemos de fuerzas contra esta multitud tan grande que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer, pero en ti ponemos nuestros ojos.Â
     Si a alguno de ustedes le falta sabidurÃa, pÃdala a Dios, quien da a todos con liberalidad y sin reprochar, y le será dada. Â
SAL. 25:9. Mt. 5:5. Ec. 9:11. — Pr. 16:9. Sal. 123:1, 2. —Sal. 143:8. 2 Cr. 20:12. Stg. 1:5.