MAÑANA
Vio, pues, que no habÃa nadie, y se asombró de que no hubiera quien intercediera. Por tanto, su propio brazo le produjo salvación.
     Sacrificio y la ofrenda no te agradan; tú has abierto mis oÃdos. Holocaustos y sacrificios por el pecado no has pedido. Entonces dije: He aquÃ, yo vengo. En el rollo de pergamino está escrito acerca de mÃ: El hacer tu voluntad, oh Dios mÃo, me ha agradado; y tu ley está en medio de mi corazón.  — Yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mà mismo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar.
     No hay más Dios aparte de mÃ: Dios justo y Salvador. No hay otro fuera de mÃ. ¡Miren a mà y sean salvos, todos los confines de la tierra! Porque yo soy Dios, y no hay otro. — No hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Â
     Conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, por amor de ustedes se hizo pobre para que ustedes con su pobreza fueran enriquecidos. Â
IS. 59:16. Sal. 40:6-8. — Jn. 10:17, 18. Is. 45:21, 22. — Hch. 4:12. 2 Co. 8:9.