MAÑANA
Mi corazón está firme, oh Dios.
El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién me he de atemorizar?
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado. — De las malas noticias no tendrá temor; su corazón está firme, confiado en el SEÑOR. Afianzado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo.
El día en que tengo temor yo en ti confío. — Porque en su enramada me esconderá en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su tabernáculo; me pondrá en alto sobre una roca. Ahora levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y en su tabernáculo ofreceré sacrificios de júbilo. Cantaré y entonaré salmos al SEÑOR.
Y cuando hayan padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, quien los ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo los restaurará, los afirmará, los fortalecerá y los establecerá. A él sea la gloria y el dominio por los siglos.
SAL. 108:1. Sal. 27:1. Is. 26:3. — Sal. 112:7, 8. Sal. 56.3. — Sal. 27:5, 6. 1 P. 5:10, 11.