MAÑANA
De su plenitud todos nosotros recibimos, y gracia sobre gracia.
     Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. — Miren cuán grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios.
     El Hijo, a quien constituyó heredero de todo. — Si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Â
    Yo y el Padre uno somos. El Padre está en mÃ, y yo en el Padre. — Mi Padre y Padre de ustedes, . . . mi Dios y Dios de ustedes. — Yo en ellos y tú en mÃ, para que sean perfectamente unidos. Â
     La iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo. Â
     Asà que, amados, ya que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda impureza de cuerpo y de espÃritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Â
JN. 1:16. Mt. 17:5. — 1 Jn. 3:1. He. 1:2. — Ro. 8:17. Jn. 10:30, 38. — Jn. 20:17. — Jn. 17:23. Ef. 1:22, 23. 2 Co. 7:1.