MAÑANA
Pero nosotros que somos del día seamos sobrios, vestidos de la coraza de la fe y del amor, y con el casco de la esperanza de la salvación.
Con la mente preparada para actuar y siendo sobrios, pongan su esperanza completamente en la gracia que les es traída en la revelación de Jesucristo. — Permanezcan, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia Y sobre todo, ármense con el escudo de la fe con que podrán apagar todos los dardos de fuego del maligno. Tomen también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
Destruirá a la muerte para siempre, y el SEÑOR Dios enjugará toda lágrima de todos los rostros. Quitará la afrenta de su pueblo de sobre toda la tierra, porque el SEÑOR ha hablado. Se dirá en aquel día: “¡He aquí, este es nuestro Dios! En él hemos esperado, y él nos salvará: ¡Este es el SEÑOR! En él hemos esperado. ¡Gocémonos y alegrémonos en su salvación!”.
La fe es la constancia de las cosas que se esperan, la comprobación de los hechos que no se ven.