MAÑANA
Seremos saciados del bien de tu casa.
     Una cosa he pedido al SEÑOR; esta buscaré: que more yo en la casa del SEÑOR todos los dÃas de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR y para inquirir en su templo. Â
     Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. — A los hambrientos sació de bienes y a los ricos los despidió vacÃos. Â
     Sacia al alma sedienta y llena de bien al alma hambrienta. — Yo soy el pan de vida. El que a mà viene nunca tendrá hambre, y el que en mà cree no tendrá sed jamás. Â
     ¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu bondad! Por eso los hijos del hombre se refugian bajo la sombra de tus alas. Se sacian de la abundancia de tu casa; les das a beber del torrente de tus delicias. Ciertamente contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.   Â