MAÑANA
Yo les he dado la gloria que tú me has dado.
     Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime; y el borde de sus vestiduras llenaba el templo. Por encima de él habÃa serafines. El uno proclamaba al otro diciendo: ¡Santo, santo, santo es el SEÑOR de los Ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria! — Estas cosas dijo IsaÃas porque vio su gloria y habló acerca de él. — Sobre dicha forma de trono estaba alguien semejante a un hombre. Como el aspecto del arco iris . . . asà era el aspecto del resplandor alrededor. Este era el aspecto de la gloria del SEÑOR.
     Muéstrame por favor tu gloria. Y le respondió: No podrás ver mi rostro. — A Dios nadie lo ha visto jamás; el Dios Hijo único que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer. — El Dios que dijo: La luz resplandecerá de las tinieblas es el que ha resplandecido en nuestro corazón para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo. Â