MAÑANA
El SEÑOR se deleita en ti.
     Pero ahora, asà ha dicho el SEÑOR, el que te creó, . . . No temas, porque yo te he redimido. Te he llamado por tu nombre; tú eres mÃo. — ¿Se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque ellas se olviden, yo no me olvidaré de ti. He aquà que en las palmas de mis manos te tengo grabada; tus murallas están siempre delante de mÃ. Â
     Por el SEÑOR son afirmados los pasos del hombre, y él se complacerá en su camino. — Tengo mi delicia con los hijos del hombre. — El SEÑOR se complace en los que le temen y en los que esperan en su misericordia. — Ellos serán para mà un especial tesoro. Seré compasivo con ellos como es compasivo el hombre con su hijo que le sirve. Â
     A ustedes también, aunque en otro tiempo estaban apartados y eran enemigos por tener la mente ocupada en las malas obras, ahora los ha reconciliado en su cuerpo fÃsico por medio de la muerte para presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de él.       Â