MAÑANA
Libertados del pecado, han sido hechos siervos de la justicia.
     No pueden servir a Dios y a las riquezas. — Cuando eran esclavos del pecado estaban libres en cuanto a la justicia. ¿Qué recompensa, pues, tenÃan entonces por aquellas cosas de las cuales ahora se avergüenzan? Porque el fin de ellas es muerte. Pero ahora, libres del pecado y hechos siervos de Dios, tienen como su recompensa la santificación y, al fin, la vida eterna. Â
     El fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. Â
     Si alguno me sirve, sÃgame; y donde yo estoy allà también estará mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. — Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mÃ, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Â
     Oh SEÑOR, Dios nuestro, otros amos aparte de ti se han enseñoreado de nosotros; pero solo reconocemos tu nombre, el tuyo. — Por el camino de tus mandamientos correré porque das amplitud a mi corazón.  Â