MAÑANA
Cristo amó a la iglesia y se entregó a sà mismo por ella, a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra.
     Anden en amor, como Cristo también nos amó y se entregó a sà mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante a Dios. Â
     Han nacido de nuevo, no de simiente corruptible sino de incorruptible, por medio de la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. — SantifÃcalos en la verdad; tu palabra es verdad. — A menos que nazca de agua y del EspÃritu, uno no puede entrar en el reino de Dios. — Nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino según su misericordia; por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación del EspÃritu Santo. — Tu palabra me ha vivificado. Â
    La ley del SEÑOR es perfecta; restaura el alma. El testimonio del SEÑOR es fiel; hace sabio al ingenuo. Los preceptos del SEÑOR son rectos; alegran el corazón. El mandamiento del SEÑOR es puro; alumbra los ojos. Â