MAÑANA
Oirán de guerras y de rumores de guerras. Miren que no los turben.
     Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por eso no temeremos aunque la tierra tiemble, aunque los montes se derrumben en el corazón del mar, aunque sus aguas rujan y echen espuma, y se estremezcan los montes por su braveza. — Anda, oh pueblo mÃo, entra en tus habitaciones; cierra tras de ti tus puertas. Escóndete por un breve momento hasta que pase la ira. Porque he aquà que el SEÑOR sale de su lugar, para castigar la maldad de los habitantes de la tierra. — En la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen las calamidades. — Su vida está escondida con Cristo en Dios. Â
     De las malas noticias no tendrá temor; su corazón está firme, confiado en el SEÑOR.  Â
     Les he hablado de estas cosas para que en mà tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero ¡tengan valor; yo he vencido al mundo! Â