MAÑANA
Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé.
     De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi socorro, y no temeré. ¿Qué me podrá hacer el hombre?. Â
    He aquà que yo estoy contigo; yo te guardaré por dondequiera que vayas y te haré volver a esta tierra. No te abandonaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. — ¡Esfuércense y sean valientes! No tengan temor ni se aterroricen de ellos, porque el SEÑOR tu Dios va contigo. Él no te abandonará ni te desamparará. Â
      Demas me ha desamparado, habiendo amado el mundo presente. En mi primera defensa nadie estuvo de mi parte. Más bien, todos me desampararon. No se les tome en cuenta. Pero el Señor sà estuvo conmigo y me dio fuerzas. — Aunque mi padre y mi madre me dejen, con todo, el SEÑOR me recogerá. Â
     He aquÃ, yo estoy con ustedes todos los dÃas, hasta el fin del mundo. — Yo soy . . . el que vive. Estuve muerto, y he aquà que vivo por los siglos de los siglos. — No los dejaré huérfanos; volveré a ustedes. — Mi paz les doy.