MAÑANA
Mis ojos lloran hacia lo alto.
Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, porque desfallezco. Sáname, oh SEÑOR, porque mis huesos están abatidos. También mi alma está muy turbada; y tú, oh SEÑOR, ¿hasta cuándo? Vuelve, oh SEÑOR; libra mi alma. Sálvame por tu misericordia — Mi corazón se estremece dentro de mí; terrores de muerte me han caído encima. Temor y temblor me han sobrevenido, y me cubre el espanto. Dije: “¡Quién me diese alas como de paloma!”. Volaría y hallaría reposo.
Porque les es necesaria la perseverancia.
Y como ellos estaban fijando la vista en el cielo mientras él se iba, he aquí dos varones vestidos de blanco se presentaron junto a ellos, y les dijeron: Hombres galileos, ¿por qué se quedan de pie mirando al cielo? Este Jesús, quien fue tomado de ustedes arriba al cielo, vendrá de la misma manera como le han visto ir al cielo. — Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos ardientemente al Salvador, el Señor Jesucristo. — La esperanza bienaventurada, la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo.