MAÑANA
El fruto del EspÃritu es amor.
     Dios es amor. Y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios permanece en él. — El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el EspÃritu Santo que nos ha sido dado. — Para ustedes que creen es de sumo valor. — Nosotros lo amamos a Dios porque él nos amó primero. — Porque el amor de Cristo nos impulsa, considerando esto: que uno murió por todos; por consiguiente, todos murieron. Y él murió por todos para que los que viven ya no vivan más para sà sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
      Ustedes mismos han sido enseñados de Dios que se amen los unos a los otros. — Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. — Sobre todo, tengan entre ustedes un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados. — Y anden en amor, como Cristo también nos amó y se entregó a sà mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante a Dios. Â