MAÑANA
Todo lo que él hacía, el SEÑOR lo hacía prosperar en su mano.
Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR y anda en sus caminos: Cuando comas del trabajo de tus manos serás feliz y te irá bien. — Confía en el SEÑOR y haz el bien. Habita en la tierra y apaciéntate de la fidelidad. Deléitate en el SEÑOR y él te concederá los anhelos de tu corazón. — No temas ni desmayes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
En el tiempo en que buscó al SEÑOR, Dios lo prosperó. — Cuídate de no olvidarte del SEÑOR tu Dios, dejando de guardar sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te mando hoy. No sea que digas en tu corazón: ‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad’.
¿No está con ustedes el SEÑOR su Dios? ¿No les ha dado paz por todas partes?