MAÑANA
Les refirió [Jesús] . . . una parábola acerca de la necesidad de orar siempre y no desmayar.
Supongamos que uno de ustedes tiene un amigo y va a él a la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes porque ha llegado a mí un amigo de viaje y no tengo nada que poner delante de él”. ¿Le responderá aquel desde adentro: “No me molestes; ya está cerrada la puerta y mis niños están conmigo en la cama; no puedo levantarme para dártelos”? Les digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, ciertamente por la insistencia de aquel se levantará y le dará todo lo que necesite. — Orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos.
No te dejaré, si no me bendices. Has contendido con Dios y con los hombres, y has prevalecido. — Perseveren siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias.
Jesús salió al monte para orar y pasó toda la noche en oración a Dios.