MAÑANA
La gloria de este último templo será mayor que la del primero . . . . Y daré la paz en este lugar.
     La casa que se ha de edificar al SEÑOR ha de ser grande y sublime, para renombre y gloria en todos los paÃses. — La gloria del SEÑOR habÃa llenado la casa del SEÑOR. Â
     Destruyan este templo y en tres dÃas lo levantaré. El hablaba del templo de su cuerpo. — Pues lo que habÃa sido glorioso no es glorioso en comparación con esta excelente gloria. — Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad. — Dios . . . en estos últimos dÃas nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por medio de quien, asimismo, hizo el universo. Â
     ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad! — PrÃncipe de Paz. — El es nuestra paz. — Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Â