MAÑANA
Velen, pues, porque no saben ni el día ni la hora.
Miren por ustedes, que sus corazones no estén cargados de glotonería, de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y que aquel día venga sobre ustedes de repente como una trampa; porque vendrá sobre todos los que habitan sobre la superficie de toda la tierra. Velen, pues, en todo tiempo, orando para que tengan fuerzas para escapar de todas estas cosas que han de suceder, y puedan estar en pie delante del Hijo del Hombre.
El día del Señor vendrá como ladrón de noche. Cuando digan: “Paz y seguridad”, entonces vendrá la destrucción de repente sobre ellos, como vienen los dolores sobre la mujer que da a luz, y de ninguna manera escaparán. Pero ustedes, hermanos, no están en tinieblas como para que aquel día los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son hijos de luz e hijos del día. No somos hijos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás sino vigilemos y seamos sobrios.