MAÑANA
“¡Oh, si realmente me dieras bendición y ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y me libraras del mal, de modo que no tuviera dolor!”. Y Dios le concedió lo que pidió.
La bendición del SEÑOR es la que enriquece y no añade tristeza con ella. — Si él calla, ¿quién le inculpará? Si esconde su rostro, ¿quién lo contemplará?
Del SEÑOR viene la salvación. ¡Sobre tu pueblo sea tu bendición! — ¡Cuán grande es la bondad que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti se refugian contra los hijos del hombre! — No ruego que los quites del mundo sino que los guardes del maligno.
Pidan, y se les dará. Busquen y hallarán. Llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla, y al que llama se le abrirá. — El SEÑOR redimirá el alma de sus siervos. No serán desolados cuantos confían en él.