MAÑANA
Así lo habrán de comer: con sus cintos ceñidos . . . Lo comerán apresuradamente; es la Pascua del SEÑOR.
¡Levántense y váyanse, ya que este no es lugar de reposo! — Aquí no tenemos una ciudad permanente sino que buscamos la que ha de venir. — Queda todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios. — Estén ceñidos sus lomos y encendidas sus lámparas. Y sean ustedes semejantes a los siervos que esperan a su señor cuando ha de volver de las bodas para que le abran al instante en que llegue y llame. Bienaventurados aquellos siervos a quienes el señor les encuentre velando cuando llegue. — Con la mente preparada para actuar y siendo sobrios, pongan su esperanza completamente en la gracia que les es traída en la revelación de Jesucristo. — Olvidando lo que queda atrás . . . prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que hemos alcanzado la madurez pensemos de este modo.