MAÑANA
Miren, pues, con cuidado, cómo se comportan; no como imprudentes sino como prudentes, redimiendo el tiempo porque los días son malos.
Solamente tengan mucho cuidado de poner por obra el mandamiento y la ley . . . que amen al SEÑOR su Dios, que anden en todos sus caminos, que guarden sus mandamientos, . . . y que le sirvan con todo su corazón y con toda su alma. — Anden sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Que la palabra de ustedes sea siempre agradable, sazonada con sal, para que sepan cómo les conviene responder a cada uno. — Apártense de toda apariencia de mal.
Y como tardaba el novio, todas cabecearon y se quedaron dormidas. A la medianoche se oyó gritar: “¡He aquí el novio! ¡Salgan a recibirle!”. Velen, pues, porque no saben ni el día ni la hora.
Por eso, hermanos, procuren . . . hacer firme su llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas no tropezarán jamás. — Bienaventurados aquellos siervos a quienes el señor les encuentre velando cuando llegue.