MAÑANA
Permanezcan en mÃ, y yo en ustedes.
     Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mÃ. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios quien me amó y se entregó a sà mismo por mÃ. Â
     Yo sé que en mÃ, a saber, en mi carne, no mora el bien. Porque el querer el bien está en mÃ, pero no el hacerlo. ¡Miserable hombre de mÃ! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! — Si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, no obstante el espÃritu vive a causa de la justicia. — Por cuanto permanecen fundados y firmes en la fe, sin ser removidos de la esperanza del evangelio que han oÃdo.
     Hijitos, permanezcan en él para que, cuando aparezca, tengamos confianza y no nos avergoncemos delante de él en su venida. — El que dice que permanece en él debe andar como él anduvo.