MAÑANA
Se levantó y fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y tuvo compasión. Corrió y se echó sobre su cuello, y lo besó.
Compasivo y clemente es el SEÑOR, lento para la ira y grande en misericordia. No contenderá para siempre ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Pues como la altura de los cielos sobre la tierra, así ha engrandecido su misericordia sobre los que le temen. Tan lejos como está el oriente del occidente así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, así se compadece el SEÑOR de los que le temen.
Recibieron el espíritu de adopción como hijos, en el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”. El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. — Ustedes, que en otro tiempo estaban lejos han sido acercados por la sangre de Cristo. Por lo tanto, ya no son extranjeros ni forasteros sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.