MAÑANA
Por la fe Abraham, cuando fue llamado, obedeció para salir al lugar que habÃa de recibir por herencia.
     El ha elegido nuestra heredad; el orgullo de Jacob. — Lo rodeó, lo cuidó, lo guardó como a la niña de sus ojos; como el águila que agita su nidada, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, y los lleva sobre sus plumas. El SEÑOR solo lo guió; no hubo dioses extraños con él. Â
     Yo soy el SEÑOR tu Dios que te enseña provechosamente, y que te conduce por el camino en que has de andar. — ¿Quién hay que enseñe como él? Â
      Andamos por fe, no por vista. — Aquà no tenemos una ciudad permanente sino que buscamos la que ha de venir. — Amados, yo los exhorto como a peregrinos y expatriados, que se abstengan de las pasiones carnales que combaten contra la vida.    — ¡Levántense y váyanse, ya que este no es lugar de reposo! Por causa de su contaminación.
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