MAÑANA
Corramos con perseverancia la carrera que tenemos delante de nosotros puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.
     Si alguno quiere venir en pos de mÃ, niéguese a sà mismo, tome su cruz cada dÃa y sÃgame. — Cualquiera de ustedes que no renuncie a todas las cosas que posee, no puede ser mi discÃpulo. — Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas. — Todo aquel que lucha se disciplina en todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible; nosotros, en cambio, para una incorruptible. . Por eso yo corro asÃ, no como a la ventura; peleo asÃ, no como quien golpea al aire. Más bien, pongo mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer; no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado. — Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. — Conozcamos y persistamos en conocer al SEÑOR.
HE. 12:1, 2. Lc. 9:23. — Lc. 14:33. — Ro. 13:12. — 1 Co. 9:25-27. — Fil. 3:13, 14. — Os. 6:3.Â