MAÑANA
Salgamos . . . fuera del campamento, llevando su afrenta. Porque aquà no tenemos una ciudad permanente sino que buscamos la que ha de venir.
     Amados, no se sorprendan por el fuego que arde entre ustedes para ponerlos a prueba como si les aconteciera cosa extraña. Antes bien, gócense a medida que participan de las aflicciones de Cristo, para que también en la revelación de su gloria se gocen con regocijo. — Asà como son compañeros en las aflicciones, lo son también en la consolación. Â
     Cuando son injuriados en el nombre de Cristo, son bienaventurados porque el glorioso EspÃritu de Dios reposa sobre ustedes ciertamente, según ellos, él es blasfemado; según ustedes, es glorificado.Â
      Por lo tanto, ellos partieron de la presencia del SanedrÃn, regocijándose porque habÃan sido considerados dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. — Prefirió, más bien, recibir maltrato junto con el pueblo de Dios que gozar por un tiempo de los placeres del pecado. Él consideró el oprobio por Cristo como riquezas superiores a los tesoros de los egipcios, porque fijaba la mirada en el galardón. Â
HE. 13:13, 14. 1 P. 4:12, 13. — 2 Co. 1:7. 1 P. 4:14. Hch. 5:41. — He. 11:25, 26.