MAÑANA
Al que no conoció pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.
El SEÑOR cargó en él el pecado de todos nosotros. — Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero a fin de que nosotros, habiendo muerto para los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados. — Porque como por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno muchos serán constituidos justos.
Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor por los hombres, él nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino según su misericordia; por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo que él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Y esto para que, justificados por su gracia, seamos hechos herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. — Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, para los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
SEÑOR, justicia nuestra.