MAÑANA
Nos darás vida e invocaremos tu nombre.
El Espíritu es el que da vida. — El Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque no sabemos cómo debiéramos orar pero el Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque él intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios. — Orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia.
Nunca jamás me olvidaré de tus ordenanzas porque con ellas me has vivificado. — Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida. — La letra mata, pero el Espíritu vivifica. — Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho. — Y esta es la confianza que tenemos delante de él: que si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye.
Nadie puede decir: “Jesús es el Señor”, sino por el Espíritu Santo.