MAÑANA
El rey extendió hacia Ester el cetro de oro que tenÃa en su mano, y Ester se acercó y tocó la punta del cetro.
     Y nosotros hemos conocido y creÃdo el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor. Y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios permanece en él. En esto se ha perfeccionado el amor entre nosotros para que tengamos confianza en el dÃa del juicio: en que como él es, asà somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros lo amamos a Dios porque él nos amó primero. Â
     Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. — Por medio de él . . . tenemos acceso al Padre en un solo EspÃritu. — Tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en él. — Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro. Â