MAÑANA
Ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.
Ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos.
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? El que justifica es Dios. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, es el que también resucitó; quien, además, está a la diestra de Dios, y quien también intercede por nosotros.
Despojó a los principados y las autoridades, y los exhibió como espectáculo público. — Para destruir por medio de la muerte al que tenía el dominio sobre la muerte, este es el diablo, y para librar a los que por el temor de la muerte estaban toda la vida condenados a esclavitud. — En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. — Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las intrigas del diablo; Tomen . . . la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. — Gracias a Dios, quien nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.