MAÑANA
Miren la roca de donde fueron cortados, y la cantera de donde fueron extraÃdos.
     He aquÃ, en maldad he nacido. — No hubo ojo que te tuviera lástima. Al contrario, el dÃa en que naciste fuiste echada sobre la superficie del campo con repulsión por tu vida. Pero pasé junto a ti y te vi revolcándote en tu sangre, y . . . te dije: ¡Vive!
     Me hizo subir del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Puso mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos. Puso en mi boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios.
     Aún siendo nosotros débiles, a su tiempo Cristo murió por los impÃos. DifÃcilmente muere alguno por un justo. Con todo, podrÃa ser que alguno osara morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. — Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo.