MAÑANA
Porque en todo han sido enriquecidos en él.
     Porque, aún siendo nosotros débiles, a su tiempo Cristo murió por los impÃos. — El que no eximió ni a su propio Hijo sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente también con él todas las cosas? Â
     Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad; y ustedes están completos en él, quien es la cabeza de todo principado y autoridad. Â
     Permanezcan en mÃ, y yo en ustedes. Como la rama no puede llevar fruto por sà sola si no permanece en la vid, asà tampoco ustedes si no permanecen en mÃ. Yo soy la vid, ustedes las ramas. El que permanece en mà y yo en él, este lleva mucho fruto. Pero separados de mà nada pueden hacer. — El querer el bien está en mÃ, pero no el hacerlo. — Sin embargo, a cada uno de nosotros nos ha sido conferida la gracia conforme a la medida de la dádiva de Cristo. Â
     Si permanecen en mà y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho. — La palabra de Cristo habite abundantemente en ustedes.