MAÑANA
De cierto, de cierto les digo que yo soy la puerta de las ovejas.
     El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. — Cristo . . .  padeció una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. — TodavÃa no habÃa sido mostrado el camino hacia el lugar santÃsimo mientras estuviese en pie la primera parte del tabernáculo. Â
     Yo soy la puerta. Si alguien entra por mà será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos. Â
     Nadie viene al Padre sino por mÃ. — Por medio de él . . . tenemos acceso al Padre en un solo EspÃritu. Por lo tanto, ya no son extranjeros ni forasteros sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. — Teniendo plena confianza para entrar al lugar santÃsimo por la sangre de Jesús, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo es decir, su cuerpo. — Tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido acceso por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.Â