MAÑANA
En cuanto a mí, la cercanía de Dios constituye el bien.
Oh SEÑOR, he amado la habitación de tu casa, el lugar de la morada de tu gloria. — Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios que habitar en moradas de impiedad. — Bienaventurado el hombre que tú escoges y haces que se acerque a ti para que habite en tus atrios. Seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo.
Bueno es el SEÑOR para los que en él esperan, para el alma que lo busca. — Por tanto, el SEÑOR espera para tener piedad de ustedes; por eso, se levanta para tener misericordia de ustedes. Porque el SEÑOR es un Dios de justicia, ¡bienaventurados son todos los que esperan en él!
Así que, hermanos, teniendo plena confianza para entrar al lugar santísimo por la sangre de Jesús, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió . . . acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia.