MAÑANA
El que confÃa en el SEÑOR es bienaventurado.
     [Abraham] no dudó de la promesa de Dios por falta de fe. Al contrario, fue fortalecido en su fe dando gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios, quien habÃa prometido, era poderoso para hacerlo. — Los hijos de Judá se hicieron fuertes, porque se apoyaban en el SEÑOR, Dios de sus padres. Â
     Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por eso no temeremos aunque la tierra tiemble, aunque los montes se derrumben en el corazón del mar. — Mejor es refugiarse en el SEÑOR que confiar en el hombre. Mejor es refugiarse en el SEÑOR que confiar en los poderosos. — Por el SEÑOR son afirmados los pasos del hombre, y él se complacerá en su camino. Si cae, no quedará postrado porque el SEÑOR sostiene su mano. Â
     Prueben y vean que el SEÑOR es bueno. ¡Bienaventurado el hombre que se refugia en él! Teman al SEÑOR, ustedes sus santos, porque nada falta a los que le temen.  Â