MAÑANA
Ninguno de nosotros vive para sÃ, y ninguno muere para sÃ.
     Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Asà que, sea que vivamos o que muramos, somos del Señor. — Nadie busque su propio bien, sino el bien del otro. — Han sido comprados por precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espÃritu, los cuales son de Dios. Â
     Cristo será exaltado en mi cuerpo, sea por la vida o por la muerte. Porque para mà el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Pero si el vivir en la carne me sirve para una obra fructÃfera, ¿cuál escogeré? No lo sé. Me siento presionado por ambas partes. Tengo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchÃsimo mejor. Â
     Mediante la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mÃ. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios quien me amó y se entregó a sà mismo por mÃ. Â