MAÑANA
Eres toda bella, oh amada mía, y en ti no hay defecto.
Toda cabeza está dolorida y todo corazón está enfermo. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en ella parte sana, sino heridas, golpes y llagas recientes. No han sido curadas ni vendadas ni suavizadas con aceite. — Todos nosotros somos como cosa impura, y todas nuestras obras justas son como trapo de inmundicia. — Yo sé que en mí, a saber, en mi carne, no mora el bien.
Ya han sido lavados, pero ya son santificados, pero ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios. — Toda gloriosa está la hija del rey. — Tu belleza . . . era perfecta por el esplendor que puse en ti, dice el SEÑOR Dios.
Sea sobre nosotros la gracia del SEÑOR nuestro Dios.
Estos son los que . . . han lavado sus vestidos y los han emblanquecido en la sangre del Cordero. — Una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante sino . . . santa y sin falta. — Ustedes están completos en él.