MAÑANA
Después el fin.
Pero acerca de aquel día o de la hora, nadie sabe; ni siquiera los ángeles en el cielo, ni aun el Hijo sino solo el Padre. Miren y velen porque no saben cuándo será el tiempo. Lo que a ustedes les digo, a todos les digo: ¡Velen! — El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es paciente para con nosotros porque no quiere que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento. — La venida del Señor está cerca. El Juez ya está a las puertas! — “¡Sí, vengo pronto!”.
Ya que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en conducta santa y piadosa.
El fin de todas las cosas se ha acercado. Sean, pues, prudentes y sobrios en la oración. — Estén ceñidos sus lomos y encendidas sus lámparas. Y sean ustedes semejantes a los siervos que esperan a su señor cuando ha de volver de las bodas para que le abran al instante en que llegue y llame.