MAÑANA

En cuanto murió, para el pecado murió una vez por todas; pero en cuanto vive, vive para Dios.

      [El] fue contado entre los transgresores. — Cristo fue ofrecido una sola vez para quitar los pecados de muchos. — Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero a fin de que nosotros, habiendo muerto para los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados. — Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los santificados.  

      Este, porque permanece para siempre, tiene un sacerdocio perpetuo. Por esto también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, puesto que vive para siempre para interceder por ellos. — Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Luego, siendo ya justificados por su sangre, cuánto más por medio de él seremos salvos de la ira.

      Puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con la misma actitud. Porque el que ha padecido en la carne ha roto con el pecado para vivir el tiempo que le queda en la carne, no en las pasiones de los hombres sino en la voluntad de Dios.  

RO. 6:10. Is. 53:12. — He. 9:28. — 1P. 2:24. — He. 10:14. He. 7:24, 25. — Ro. 5:8, 9. 1 P. 4:1, 2.

NOCHE

Consérvense en el amor de Dios.

      Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como la rama no puede llevar fruto por sí sola si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto. Pero separados de mí nada pueden hacer.  

      El fruto del Espíritu es: amor.  

      En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto y sean mis discípulos. Como el Padre me amó, también yo los he amado; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos permanecerán en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. — El que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios ha sido perfeccionado. Por esto sabemos que estamos en él.  

      Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado.    — Dios demuestra su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. — Dios es amor. Y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios permanece en él.  

JUD. 21. Jn. 15:4, 5. Gá. 5:22. Jn. 15:8-10. — 1 Jn. 2:5. Jn. 15:12. — Ro. 5:8. — 1 Jn. 4:16.

Publicado originalmente en inglés bajo el título Daily Light on the Daily Path por Samuel Bagster and Sons, Ltd., Londres. Salvo otra indicación, las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina-Valera Actualizada 2015. © 2015, Editorial Mundo Hispano. Usada con permiso.