MAÑANA
Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros.
     Oh SEÑOR, no se ha envanecido mi corazón ni mis ojos se han enaltecido ni he andado en pos de grandezas ni de cosas demasiado sublimes para mÃ. Más bien, he sosegado y acallado mi alma como un niño destetado al lado de su madre. Como un niño destetado está mi alma. Â
     El secreto del SEÑOR es para los que le temen; a ellos hará conocer su pacto. — Hay un Dios en los cielos, quien revela los misterios. — He aquÃ, estos son tan solo los bordes de sus caminos. ¡Cuán leve murmullo hemos oÃdo de él!
     Ya no los llamo más siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Pero los he llamado amigos porque les he dado a conocer todas las cosas que oà de mi Padre. — Si me aman, guardarán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre y les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre: el EspÃritu de verdad.