MAÑANA
Nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas.
Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen. Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.
El SEÑOR es mi pastor; nada me faltará. En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce. Confortará mi alma y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino. Pero el SEÑOR cargó en él el pecado de todos nosotros. — Yo soy el buen pastor; el buen pastor pone su vida por las ovejas. — Buscaré a la perdida y haré volver a la descarriada. A la perniquebrada vendaré y fortaleceré a la enferma. — Porque eran como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al Pastor y Obispo de su vida.