MAÑANA
La fe es la constancia de las cosas que se esperan, la comprobación de los hechos que no se ven.
     ¡Si solo en esta vida hemos tenido esperanza en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres! Â
     Cosas que ojo no vio ni oÃdo oyó, que ni han surgido en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman. Pero a nosotros Dios nos las reveló por el EspÃritu. — Habiendo creÃdo en él, fueron sellados con el EspÃritu Santo que habÃa sido prometido, lo cual es la garantÃa de nuestra herencia para la redención de lo adquirido.
     Jesús le dijo: Porque me has visto, has creÃdo. ¡Bienaventurados los que no ven y creen! — A él lo aman sin haberlo visto. En él creen y, aunque no lo vean ahora, creyendo en él se alegran con gozo inefable y glorioso, obteniendo asà el fin de su fe: la salvación de sus almas. Â
     Andamos por fe, no por vista. — No desechen, pues, su confianza, la cual tiene una gran recompensa.