MAÑANA
Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro.
     Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. — No recibieron el espÃritu de esclavitud para estar otra vez bajo el temor sino que recibieron el espÃritu de adopción como hijos, en el cual clamamos: ¡Abba, Padre!.Â
     Asà que . . . teniendo plena confianza para entrar al lugar santÃsimo por la sangre de Jesús, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, es decir, su cuerpo, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. — Podemos decir confiadamente: El Señor es mi socorro, y no temeré. ¿Qué me podrá hacer el hombre? Â