MAÑANA
La tristeza que es según Dios genera arrepentimiento para salvación, de lo que no hay que lamentarse.
Pedro se acordó de la palabra de Jesús que le había dicho: “Antes que cante el gallo, tú me negarás tres veces”. Y saliendo fuera, lloró amargamente. — Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. — La sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Me han alcanzado mis iniquidades, y no puedo levantar la vista. Son más numerosos que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me ha fallado. ¡Ten a bien, oh SEÑOR, librarme! ¡Oh SEÑOR, apresúrate a socorrerme!
Vuélvete a tu Dios; practica la lealtad y el derecho, y espera siempre en tu Dios.
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado. Al corazón contrito y humillado no desprecias tú, oh Dios. — Sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas. — ¡Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el SEÑOR? Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Dios.