MAÑANA
Consideren que están muertos para el pecado pero que están vivos para Dios en Cristo Jesús.
     El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna. El tal no viene a condenación sino que ha pasado de muerte a vida. — He muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mÃ. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios quien me amó y se entregó a sà mismo por mÃ. Â
        Porque yo vivo, también ustedes vivirán. — Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de las manos del Padre, Yo y el Padre uno somos. Â
     Siendo, pues, que ustedes han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. porque han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Â