MAÑANA
La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz.
     Pero el hombre natural no acepta las cosas que son del EspÃritu de Dios, porque le son locura; y no las puede comprender, porque se han de discernir espiritualmente. — Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley. — Yo soy la luz del mundo. El que me sigue nunca andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida. — Por tanto, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados . . . en la misma imagen, como por el EspÃritu del Señor. — Porque el Dios que dijo: La luz resplandecerá de las tinieblas es el que ha resplandecido en nuestro corazón para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo. Â
     Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espÃritu de sabidurÃa y de revelación en el pleno conocimiento de él; habiendo sido iluminados los ojos de su entendimiento para que conozcan cuál es la esperanza a la que los ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos. Â